Auto-exigencia


Tranquilos. No voy a hablar de Guti. Por ende no voy a hacerlo del Madrid, porque decir algo del partido de ayer de los blancos sin mencionar al torrejonero es un ejercicio de malabarismo que ni los más "anti-gutistas" son capaces de hacer hoy.
Así que dirijo mi mirada a la otra acera, a la ribera del Manzanares. El lugar en el que se asienta el Vicente Calderón, otrora campo de uno de los clubes más grandes de España y que hoy sólo sirve de feudo para un equipo que muchos se han empeñado en convertir en mediocre.
Ha pasado ya bastante tiempo desde que el Atleti fue intervenido judicialmente y bajó a segunda. El suficiente para que recobre la estabilidad institucional necesaria para afrontar un proyecto más ambicioso. Uno que al menos esté a la altura de la historia rojiblanca. No valen más excusas. Se trata de una cuestión de mentalidad y auto-exigencia, dos cosas que tras ver el partido de los colchoneros en Montjuic no existen en la plantilla.
En esta liga ha ocurrido ya varias veces. Cuando parece que el Atlético de Madrid se acerca a los puestos de 'Champions', cuando más cerca están de luchar con Valencia, Sevilla, Madrid y Barcelona parece entrar a la plantilla una especia de miedo escénico completamente inadmisible en un club con 42.000 socios abonados. Y no sólo la historia y la masa social debería empujar al equipo hacia cotas más altas. Los propios jugadores deberían asumir mayor rendimiento cuando llegan a un club grande. Los buenos deberían hacerse mejores y los mejores deberían convertirse en determinantes. Sin embargo ocurre todo lo contrario. Casos como los de Pernía este año o los de Luccin, Musampa, etc. de años anteriores lo confirman. Tampoco el estandarte del club parece rendir como el 'crack' que muchos creen que es. No dudo que Torres sea un gran jugador, pero para serlo debe estar rodeado de buenos jugadores que le mejoren. Lo vimos en el pasado mundial. Él por sí mismo no mejora a sus compañeros. Con ello Atleti tiene dos opciones. O rodearle de uno o dos "jugones" de mayor nivel o venderle para que demuestre si tiene nivel de figura mundial.
Pero eso sera la temporada que viene. Un continuo futuro en el que parece quedar aparcado constantemente la ilusión del aficionado Atlético. "Somos un club grande y volveremos a la élite" es el mensaje que año tras año parece difundir la institución. Pero ¿hasta cuando habrá que esperar? Ha pasado ya demasiado tiempo. Aunque por eso no hay que preocuparse, porque en el Calderón si sobra algo es paciencia, ¿no?

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