Campeón a lo grande

Fue un guiño a la forma en la que se consiguió el título del año pasado. Sin Cannavaro, expulsado rigurosamente, ni Heinze, sangrando por la mano. Con un gol en contra encajado tras un injusto penalti. En el escenario más hostil posible para el Madrid, ante un Osasuna que se jugaba la vida. Con menos de diez minutos para remontar. Ahí volvió la casta. La épica recuperada en el tramo final de la última Liga y que en esta no había echo falta utilizar. Ni siquiera hubiera sido necesaria ayer. Otro equipo podría pensar que aún le quedaban tres balas. Que era más bonito cantar el alirón en casa ante el Barcelona. Pero este Madrid no. Los jugadores se tiraron al ataque como si esa fuera la única oportunidad de lograr el título. Una actitud elogiable. Y ahí apareció Robben. Fino extremo que ayer se transformó en Santillana con un excepcional testarazo para empatar el partido. Y luego Higuaín. Se luce poco de cara al gol, pero elige bien sus aciertos. Y la Liga fue blanca. Otra vez.

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