Otras calabazas españolas al Madrid

El Real Madrid suele encontrar más dificultades en lograr el pase de un jugador nacional que el de un extranjero, fundamentalmente porque los clubes con los que negocia no desean fortalecer a un equipo de su misma competición. A esa razón lógica se suma una mucha más primaria, basada en el recelo que existe en muchas entidades sobre el Real Madrid y que se materializa en declaraciones como las que recientemente han emitido los presidentes de Villarreal y Valencia, acusando al club blanco de prepotencia. No es una historia nueva. Ni Villa ni Cazorla son los primeros futbolistas que, por decisión propia o por impedimentos de sus equipos, han visto frustrada su opción de recalar en el Madrid. Sin ánimo de ser exhaustivos, recordemos algunos casos.

1995. Julen Guerrero era el jugador de moda en el fútbol español. Siendo muy joven se echó a sus espaldas a todo un Athletic de Bilbao. En su primera temporada en Primera logró anotar 10 goles, cifra que subió hasta los 18 en la siguiente campaña. Si su presente era espectacular el futuro que parecía aguardarle asustaba. Jorge Valdano, por aquel entonces entrenador del Madrid, se empeñó en tenerlo a sus órdenes. La directiva blanca estaba dispuesta a pagar los, por aquel entonces mareantes, 1.000 millones de pesetas de su clausula de rescisión. Sin embargo, la presión que ejerció el entorno del club y de parte de la sociedad vasca sobre Julen impidió que el jugador se decidiera a dar el salto a Madrid. Su progresión se frenó. Aunque después gozó de un par de buenas temporadas (incluidas un subcampeonato liguero), poco a poco su rendimiento fue bajando hasta que, con apenas 26 años, acabó relegado a la suplencia en su club. Jamás volvió a la primera línea

1998. Joseba Etxeberría formaba parte de la misma generación de Raúl y De la Peña, que integraron la Selección juvenil española que participó en el Mundial de Qatar en 1995. Su velocidad, regate y gol hicieron que el Athletic de Bilbao se lo arrebatara a la Real Sociedad (club en el que se formó). Pronto alcanzó la internacionalidad absoluta y José Antonio Camacho pidió su fichaje para el Real Madrid. Sin embargo, el técnico de Cieza no llegó a debutar en el banquillo del Bernabéu, lo que influyó en que se rompiera la operación para que Etxeberría vistiera de blanco. El futbolista vasco sigue hoy en Bilbao, en donde ha llevado a cabo una carrera claramente descendente que le costó no seguir yendo a la Selección nacional.

2000. Diego Tristán aunaba un físico de delantero goleador con una calidad en el aérea propia de un fantasista. Tras triunfar en el Mallorca fue fichado por el Depor, en donde llegó a conseguir un trofeo Pichichi. En medio de unas elecciones a la presidencia del Real Madrid, el candidato y presidente saliente, Lorenzo Sanz, logró su fichaje a falta de ser ratificado por la directiva que saliera elegida tras el proceso electoral. El inesperado triunfo de Florentino Pérez hizo que Tristán no fichara finalmente por el Madrid, quedándose en el Depor donde nunca recuperó su nivel. En 2006, el club coruñés le rescindió el contrato. Poco después fichó por el Mallorca, el equipo en el que comenzó a despuntar, pero tampoco triunfó. Acabó yéndose al Livorno, escuadra italiana con la que descendió a la Serie B la temporada pasada. A día de hoy está en paro.

2001. Gaizka Mendieta capitaneó al mejor Valencia de la historia reciente logrando llegar a dos finales de Copa de Europa. Su toque de balón, su entrega física y su polivalencia le hicieron objeto de deseo de Florentino Pérez, que comunicó al Valencia su deseo de ficharle. El jugador vasco mostró su disposición para jugar en el Bernabéu, pero el cub ché se negó en rotundo y acabó vendiéndole al Lazio. Mendieta fue otro español de tantos que no logró triunfar en el Calcio, llegando a volver a España como cedido al Barça, aquel año en el que los blaugranas despidieron a Van Gaal y casi se quedan sin entrar en Champions. Tras su cesión, el Lazio se deshizo de él traspasánsole al Middlesbrough de la Premier, equipo en el que acabó su carrera sin pena ni gloria salvo por una Copa de la Liga que lofró alzar.

2005. Albert Luque tuvo una trayectoria paralela a la de Diego Tristán. Triunfaron juntos en el Mallorca y en el Depor, y ambos despertaron el interés del Real Madrid. Florentino Pérez entabló negociaciones con Augusto César Lendoiro para su contratación, pero el Madrid no llegó a los 18 millones de euros de la clausula de rescisión que tenía el delantero catalán, pese a que todas las partes estaban interesadas en que se hiciera la operación. El Deportivo llegó incluso a no convocar a Luque para un partido de la Intertoto con la intención de que su traspaso no se frustara. Finalmente Luque acabó en el Newcastle. Su rendimiento le valió para ser considerado como uno de los peores fichajes llegados a la Premier League según los medio ingleses. Hoy juega en el Ajax, equipo holandés que le ha comunicado que no cuenta con sus servicios para la presente campaña.

Evidentemente esto no significa que quien pierde el tren del Madrid tenga que estar abocado al fracaso. Otros casos recientes como los de Xabi Alonso o Cesc demuestran que el fútbol no se acaba en el Real Madrid. Y al contrario, tampoco convertirse en jugador merengue supone necesariamente un seguro de éxito, como pueden demostrar Canabal, Munitis o Reyes.

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