Fiascos de portada

Cristiano Ronaldo protagonizó el culebrón de la pretemporada. Decenas de portadas hicieron pensar a los lectores que su fichaje por el Madrid acabaría siendo una realidad. Ahora muchos medios acusan hipócritamente a Calderón de haber sido demasiado confiado con el tema del portugués, ilusionando a la parroquia merengue con un jugador que al final no ha llegado. Sin embargo, esos mismos medios se olvidan de que han dado el fichaje por hecho, de las páginas que han llenado con él y de los periódicos que han vendido con una ilusión que han contribuido a generar y de la que se han beneficiado.

Otro mítico objeto de deseo es Kaká. El año pasado, el futbolista brasileño fue el principal manantial del que surgieron los ríos de tinta que cada verano distraen al aficionado madridista. Sin embargo, pese a haber dejado claro en numerosas ocasiones su determinación por permanecer en Milán, Kaká tampoco se ha librado este año de las especulaciones. Olvidado el Madrid, ahora el club que más necesitaba generar ilusión era el Barcelona, así que nada como asociar el nombre del astro carioca a la órbita del club culé, por irreal que resultara esa conjunción.

Aunque ha habido ejercicios de imaginación aún más increibles que este. Para mi gusto, el más asombroso ha sido el que colocaba al Kun Agüero como objetivo del Real Madrid por si fallaba lo de Cristiano Ronaldo. Recuerdo otro similar en temporadas pasadas con Iniesta como apuesta para recalar en el Bernabéu. Son fichajes con los que, pese a saber que son imposibles, gusta fantasear a los periódicos por la polémica que generarían al tratarse de futbolistas del eterno rival. Poco importa que la realidad arruine lo que sería una gran noticia.

Junto a Agüero, en la anterior portada también se podía observar a Benzema como futurible jugador blanco. En ésta en cambio, se asegura que el delantero galo vestiría de azulgrana. En ambos casos se cumple una regla de oro en este mundo del periodismo de fichajes: cualquier equipo grande quiere contar con los mejores futbolistas, luego siempre se podrá decir que ese gran gran club pretende fichar a aquel jugador de enorme calidad. Además, si el crack milita en una entidad de menor categoría, el rumor gana en credibilidad.

Se ha especulado mucho con el próximo nueve del Barça. Con la salida de Eto'o como segura, el único objetivo era acertar el nombre de su sustituto. En esta información se aseguraba que sería Drogba. En otras Adebayor. Pero también se habló de Crespo, Trezeguet, Güiza, Villa... Cualquier delantero era suceptible de aparecer en la portada de un diario catalán como objetivo del Barcelona. Era un ejercicio de lógica: si se va el máximo goleador del equipo, el club deberá rellenar el hueco con alguien. Lástima que la inferencia estuviera podrida desde la raíz.

La necesidad de cambios en el equipo perdedor es siempre más abundante que en el ganador. Eso explica que este año la rumorología sobre el Barcelona haya sido mucho mayor que en torno al Real Madrid. El Mundo Deportivo ha sido el periódico que más lo ha aprovechado con un mayor número de apuestas. El de Robinho fue, sin duda, uno de los faroles más típicos, pues se encuadra en una modalidad de rumor que excita a las masas con sólo sugerirlo: que el Barça le pueda birlar un jugador al Madrid o viceversa.

El mismo periódico utilizó la esta técnica en la edición que realiza para el Atlético de Madrid. El nombre cambia -ahora es Julio Baptista el protagonista- pero el proceso es exactamente igual. En estos casos en los que la posibilidad de acertar es tan mínima se suele explicar que se trata de una operación complicada pero que el club realmente la contempla. El fracaso se da por amortizado desde un principio, pero ¿y si se acierta? Esta es la mentalidad que explica que alguien se atreva a llevar a portada ago así.

Más sangrante es cuando se asegura que el fichaje está hecho. Es el caso de Arshavin y el Barcelona. El irregular jugador ruso fue descubierto por muchos tras realizar dos partidos buenos en la Eurocopa. Enseguida aparecieron supuestas declaraciones del delantero del Zenit asegurando que su sueño había sido desde siempre vestir de azulgrana. Con tal material el siguiente paso era tirarse a la piscina y asegurar que su llegada estaba asegurada (aunque resultara que en la pileta no había ni gota de agua).

Los grandes torneos de selecciones son también grandes escaparates para jugadores y periódicos. Cuando un futbolista destaca y llama la atención, los medios se empeñan en buscarles novias. Fue el caso de Arshavin y también el de Villa. El Guaje, antes que para el Madrid, sonó para el Barcelona en plena Eurocopa. El posible interés del la entidad que preside Laporta se aderezó con una bonita historia que hacía de Villa un seguidor culé desde que su ídolo, el también asturiano Luis Enrique, triunfara con el Barcelona.

La anterior portada pertenecía al 14 de junio. Dos meses depués, el 8 de aosoto, el mismo periódico decidió abandonar aquella apuesta asegurando que el Valencia quería quedarse con Villa y que era Silva el verdadero objetivo del Barcelona. Fueron varias las portadas que acercaban al de Arguineguín al Camp Nou, aunque la ausencia de un jugador canario que hubiera triunfado recientemente con los culés impidió tejer otro relato como es de Villa y Luis Enrique. De cualquier manera, ambas noticias acabaron igual.

El caso Cristiano Ronaldo eclipsó otros muchos nombres de futuribles para el Madrid. Sólo a última hora, tras el no del luso y, sobre todo, tras la inminente salida de Robinho, se abrió una opción para otras especulaciones. Eran los llamados "planes B". El mismo día, el 26 de agosto, los dos periódicos madrileños mostraban apuestas diametralemente opuestas. El As aseguraba que iban a por Capel (pese a que existía un pacto de caballeros alcanzado entre el presidente del Sevilla y el del Madrid, según el cual los blancos no tocarían al almeriense) y a por Huntelaar (una antigua apuesta del diario de Prisa).

En cambio, el Marca se decidía por otra pareja: la conexión asturiana que formaban Villa y Cazorla. Al futbolista del Villarreal, dado que tenía una clausula de tan sólo 16 millones de euros que hacía mucho más sencillo su traspaso, sele daba ya por atado e, incluso, se atrevían a vestirle con la camiseta del Madrid en uno de esos fotomontajes que tanto gustan a la prensa y que tan ridículos quedan cuando la realidad termina por no avalarlos. Pese a que en el texto no se asegure que el fichaje esté hecho, este tipo de imágenes juegan a sugerirlo subrepticiamente.

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