Paradojas de Israel

Israel machaca a los palestinos con la severidad de un general nazi. Sólo detiene su ira en treguas de tres horas que, con la precisión de un reloj suizo, duran exactamente 180 minutos. En ese lapso de tiempo la población árabe de la zona se ve obligada a reunir en un sólo suspiro la resignación por la guerra con la extraña alegría que les debe producir el mantenerse con vida. No hay tiempo para más.
La dureza de los ataques que se perpetran estos días en la franja de Gaza parecen ir destinados a derribar a un colectivo entero, y no sólo a parte de sus habitantes. Resulta paradójico comprobar cómo un pueblo que sabe lo que es ser víctima como ningún otro, que ha sido perseguido por tantos estados y expulsado de tantos territorios, se comporte ahora de forma tan parecida a la que protagonizaron sus verdugos.
Y es que colocar a Israel bajo la luz de la historia del pueblo judío da para un sinfín de paradojas. Otra muy evidente es la que se desprende del relato bíblico de David y Goliat. Hoy es Israel el que se ha convertido en un poderoso gigante descontrolado que, armado hasta los dientes por Estados Unidos, opera a sus anchas sin que nadie pueda ni quiera vigilarle. En el presente David no es judío, sino árabe. El pueblo palestino debe enfrentarse a los tanques del coloso hebreo con piedras y palos. Nada ayudan en esta lucha sus dirigentes. Hamas es una organización terrorista (engordada en su día por Israel) que hace un flaco favor a la causa palestina. Lejos de cortar el círculo vicioso que caracteriza el conflicto, Hamas se empeña en aumentar la velocidad mortal a la que gira éste aun sabiendo que por cada vida israelí que ellos sieguen, caerán diez, cien o mil de los palestinos.

De nada ha servido a los judíos el sufrimiento padecido por sus antepasados a lo largo de siglos historia. La Ley del Talión sigue vigente. El ojo por ojo ha provocado que David se convierta en Goliat y que el pueblo perseguido se convierta en perseguidor. Sin la historia el hombre está condenado a repetir sus fracasos. Aunque visto lo visto, con ella también.

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