Están jodiendo; lo estás viendo

Sin solución de continuidad el canal que ofrecía la señal de CNN+ pasó a emitir Gran Hermano 24 Horas. Del "Está pasando; lo estás viendo" al "Están jodiendo; lo estás viendo" (valgan las tres acepciones que la RAE recoge para el verbo 'joder').


En el útimo día de la cadena de noticias, algunos de sus presentadores tuvieron la oportunidad de despedirse. Seguramente nunca pudieron hablar con mayor libertad, lo cual hizo posible escuchar frases como la de Belén Chiloeches, insinuando que "podríamos hablar de malas gestiones; preferimos hablar de buen periodismo" o Benjamín López, acordándose de las "cientos de personas que han pasado por aquí durante todo este tiempo y que, en multitud de ocasiones (...) han hecho mucho más que lo que su contrato les exigía". "Probablemente todos pagamos ahora los errores de otros", sentenció la última voz que se escuchó en CNN+ antes de que aparecieran los gritos de los concursantes de Gran Hermano. Antes que ellos otro trabajador de Prisa se había atrevido a criticar a sus patronos. Fue Enric González, que en una columna escrita para El País y que no fue publicada por la censura del diario, ironizaba de la siguiente manera: "No quiero ponerme en lo peor, pero cualquier día, en cualquier empresa, van a rebajar el sueldo a los obreros para financiar la ludopatía bursátil de los dueños". Hoy, González está destinado como corresponsal en Jerusalén y ya no escribe artículos de opinión en el periódico.
Los medios de comunicación privados son, ante todo, privados, así que pueden tomar las decisiones económicas que crean oportunas. Ayer quedó demostrado, una vez más, que su beneficio personal suele estar muy por delante del beneficio social. Por eso son imprescindibles los medios de comunicación públicos. Al fin y al cabo, el panorama indica que dentro de nada el buen periodismo tendrá que ser considerado como un elemento cultural más a proteger por el Estado, como ya lo es la pintura, el teatro o la danza. Hoy no existe CNN+, pero Radio Televisión Española ofrece un producto similar con su Canal 24 Horas. Disfrutémoslo mientras no se privatice el Estado.

La familia de Mourinho IV

Toda buena estirpe merece un gran retrato, sobre todo si su naturaleza sobrepasa lo terrenal. La del rey Felipe IV quedó inmortalizada por Velázquez en Las Meninas, así como la de Carlos IV lo fue por Goya en La familia de Carlos IV. Más allá de la imagen física del monarca y sus parientes, ambos cuadros se consideran obras maestras por, entre otras muchas razones, haber conseguido legar una radiografía de los valores que imperaban en la corte de la época.

Pese a carecer de sangre azul, el clan que forma el actual cuerpo técnico del Real Madrid no desmerece un ápice, en lo que a divinidad se refiere, a Habsburgos o Borbones. Por ello resultaba imprescindible tener una imagen que plasmara la particular idiosincrasia de esta casta de portugueses que dirige los designios de la entidad blanca. Liderados por José Mourinho (a partir de ahora Mourinho IV, al ser el Madrid su cuarto reinado tras los de Oporto, Chelsea e Inter), un amplio equipo de técnicos lusos ha impuesto sus modos de hacer de forma absolutista en un club que, hasta no hace mucho, era venerado en el mundo entero por su talante y caballerosidad. Sin embargo esa fama está condenada a quedar enterrada en el pasado. No hay semana que se eche una palada de tierra a la imagen del Real Madrid. Cuando no es Mourinho despreciando a un rival, quejándose de los arbitrajes, ridiculizando a uno de sus jugadores o riéndose del juego limpio, es cualquiera de su familia de colaboradores los que se encargan de socavar el prestigio institucional de la entidad que les contrató. En Gijón Rui Farias (el preparador físico) tuvo la "elegancia" de mandar a Segunda al Sporting en la cara de su entrenador, Manolo Preciado. En aquel momento se conoció lo sucedido por el testimonio de algunos testigos, ya que no se pudo obtener ninguna imagen de la reyerta. Ayer, en cambio, sí quedó retratado de manera fiel el comportamiento altanero de la corte de Mou, dejando para la posteridad una imagen que simboliza por sí sola lo que está suponiendo este reinado. En el descanso del partido entre el Madrid y el Sevilla, Silvino Louro (el preparador de porteros de Mourinho) protagonizó un altercado con el banquillo del Sevilla. Louro se encaró con varios de los miembros hispalenses, en especial con el delegado sevillista Cristóbal Soria (un tipo que por su querencia a las broncas, su escasa elegancia y su nula educación, resulta merecedor de un cargo en el actual organigrama técnico del Real Madrid). Con su pendenciera maniobra de envite, el exaltado portugués se llevó por delante a Agustín Herrerín, el delegado de campo del Santiago Bernabéu. Herrerín, mítico trabajador que ha dedicado toda su vida al club blanco, quedó tendido en el suelo sin que nadie de los que formaban aquella lamentable tangana parecieran reparar en él.


En ese instante quedó retratado para siempre La familia de Mourinho IV; un cuadro en el que podrá verse para siempre cómo los valores tradicionales del Real Madrid representados por el heptagenario Agustín Herrerín (caballerosidad, educación, respeto, etc.), quedaron vilmente apartados en favor de la chulería, la provocación y los malos modales del clan de los portugueses. Todo un cuadro.

Barça y Qatar: Más que un patrocinio

Dice la página de Unicef sobre Qatar y el resto de países de la región del Golfo Pérsico:

El abuso de los niños, niñas y mujeres, la baja edad mínima para contraer matrimonio y la deficiente calidad de los programas escolares son motivo de preocupación, pese a que se dispone de pocas estadísticas empíricas sobre esos problemas.

Es un dato que debería conocer el Fútbol Club Barcelona, pues es información que proporciona la primera entidad que ocupó significativamente la camiseta de su equipo de fútbol acerca de la que lo hará como segunda en toda la historia. Se dice desde el club catalán que sus responsables de marketing y los de Nike (la multinacional que confecciona las camisetas azulgranas y sobre la que pesan diversas denuncias por explotación infantil) están trabajando en un diseño que permita combinar los logos de la agencia de la Naciones Unidas para la protección de la infancia y el de la institución qatarí. Tal vez la mejor manera de incluir ambos diseños en el uniforme es colocando el de Qatar en el pecho (concretamente en el lugar en el que se suele guardar la cartera) y el de Unicef en el dorso de la camiseta (en la parte trasera, la que coincide con el culo).

El Barça ha sido el último gran club de fútbol en sucumbir a la tentación de "manchar" su camiseta con publicidad. El penúltimo fue el Athletic de Bilbao, otra entidad a la que se asocian una serie de valores tradicionales más allá de los económicos que imperan hoy en día en el deporte profesional. Los bilbaínos lucen desde hace dos años el logotipo de la refinería Petronor, aunque un poco antes  su presidente, Fernando García Macua había ensayado máculas más innocuas al sentimiento como el símbolo del centenario o el logotipo de promoción turística de Euskadi. Para acabar con más de un siglo sin promociones comerciales en su camiseta, el Barcelona también tuvo que idear un plan que permitiera que su masa social fuera aceptando poco a poco la nueva situación y así surgió la oportunidad de Unicef. Con el acuerdo firmado entre los azulgranas y la agencia de la ONU, el Barça conseguía universalizar su imagen con valores solidarios y, al mismo tiempo, preparar el terreno para colocar publicidad en su camiseta. Esta semana el plan ha culminado con la presentación del acuerdo entre el Barcelona y Qatar Foundation, por el que la segunda pagará a la primera 160 millones de euros a cambio de que su imagen aparezca en la camiseta azulgrana durante cinco temporadas. En su primera experiencia con publicidad en la camiseta el Barça quiso catar con Unicef; ahora con Qatar se ha decidido ha dar un buen mordisco con el único sabor del dinero como objetivo.


Con la decisión de vender su uniforme como soporte publicitario los culés han perdido un valioso argumento para presumir que son "més que un club". Pero tampoco es que ahora sean un club más en este ámbito, pues en España ninguna entidad de Primera División promociona los intereses de una monarquía absoluta en la que todavía se aplican algunos preceptos de la Sharia, en la que la homosexualidad es delito, y en la que las mujeres siguen siendo objeto de discriminación. Parece evidente que en ese sentido el Fútbol Club Barcelona se ha asegurado su singularidad.