
Más allá del sentimiento de rechazo que pueda suponer para un sector de la hinchada merengue que su equipo se nutra de descartes del eterno rival, hay razones puramente baloncestisticas para evaluar su contratación. Su ineludible declive físico debe preocupar sólo relativamente, pues estamos ante un jugador que siempre ha jugado más con la cabeza que con los músculos. Si su rol es el de simple reserva, con pocos minutos de juego en los que dosificar bien sus esfuerzos, muy mal debe seguir haciéndolo para no mejorar el rendimiento que el turco Tunceri ofreció en las últimas temporadas. Está claro que el puesto de base titular es propiedad de Raúl López. Cuando éste necesite descanso Pepe Sánchez puede aportar continuidad en el juego, mientras que si el equipo necesite cambiar su estilo, Sergio Llul es capaz de aportar más fuerza y dinamismo. La duda radica en si para este papel de secundario Pepe Sánchez es el jugador más adecuado o, como pareceía en un principio, su contratación estaba destinada a un mayor protagonismo que, por ahora, está demostrando no merecer. El tiempo lo dirá.
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