
En estos momentos sólo dos equipos cuentan con dinero procedente del mundo inmobiliario, aunque no sin pasar dificultades. Se trata del Getafe (Grupo Galco) y el Almería, que tras el abandono de Obrascampo y después de haber rebajado ostensiblemente sus pretenciones, ha firmado con el resort Isla del Fraile. No se puede decir lo mismo de Osasuna. Los navarros no consiguieron renovar con la inmobiliaria Restaura y decidieron firmar con una exótica empresa china especializada en energía fotovoltaica llamada Yingli Solar con la que están encontrando problemas para cobrar. Otro club que acudió a Asia para buscar patrocinador fue el Atlético, que suscribió un contrato con la automovilística coreana KIA. Pero los problemas económicos de la entidad rojiblanca obligan a buscar más fuentes de financiación, por lo que recientemente dirigentes del club han viajado a Dubai para buscar alguna empresa que dé nombre al futuro estadio olímpico, que será hogar de los colchoneros en un par de años.
Las apuestas al rescate
El otrora maná del ladrillo del que bebían los clubes se ha visto sustiuido por los negocios de apuestas por internet. Algo lógico si tenemos en cuenta que en época de crisis aumenta el consumo en juegos de azar, con lo que este tipo de empresas están experimentado un considerable creciemiento que les permite afrontar inversiones de este tipo. Sin duda Bwin es la que más fuerte ha apostado. La multinacional austríaca esponsoriza al Real Madrid desde que su anterior patrocinador (la empresa de móviles taiwanesa BenQ) quebrara. Además, es posible que amplíe su acuerdo a la sección de baloncesto, una vez que esta se ha visto afectada por el cierre en España de la marca que publicita en sus camisetas: el diario gratuito Metro. Junto al conjunto blanco Bwin también tiene firmados similares acuerdos con otros dos gigantes europeos como Milán y Bayern Munich.

Excepciones que confirman la regla
Curiosamente, al mismo tiempo que unos se despiden de la publicidad en su pecho otros le dan la bienvenida tras un siglo de negativa. En el caso del Barcelona, los culés lucen desde hace un par de temporadas el logotipo de Unicef, entidad a la cual donan una importante cantidad económica. Lo que fue una jugada maestra de Joan Laporta se está viendo frustrada en su fase final. El presidente barcelonista, sabedor de que la masa social blaugrana era contraria a ‘manchar’ la camiseta con publicidad, decidió colocar sobre ella la imagen de la agencia de la ONU logrando así un doble objetivo: universalizar la imagen del Barcelona como una institución solidaria y comprometida a la vez que acostumbraba a sus socios y seguidores a ver su historicamente impoluta zamarra adornada con un logotipo. El siguiente paso era sustituir Unicef por una marca que pagara una cantidad considerable, pero la crisis ha frustrado este plan. Laporta ha estado negociado con distintas multinacionales pero, a día de hoy, sigue sin encontrar ninguna empresa dispuesta a pagar las altas cantidades que solicita el máximo mandatario barcelonista.
Para finalizar está el caso del Athletic. Una vez más el club vizcaíno demuestra su espíritu singular. Tras ciento diez años, esta temporada los bilbaínos han comenzado a llevar publicidad comercial en su elástica rojiblanca debido a la firma de un acuerdo con la petrolera Petronor. Sin embargo, el Athletic es la excepción que confirma la regla. La crisis afecta y mucho al fútbol: hay equipos como el Valencia con problemas para pagar a sus jugadores, las cifras de los traspasos son cada vez menores y aumentan los intentos por recalificar terrenos de estadios y ciudades deportivas. Las grandes deudas que acumulan todos los clubes se sobrellevaban gracias a los ingresos propios de una época de bonanza. Pero ahora que estos se han acabado, la crisis puede llevarse por delante a más de una entidad en un futuro no muy lejano.
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