Nuestro futuro no depende exclusivamente de los actos de los que somos responsables. Ya sea la infinita cadena de causas y consecuencias que postula determinismo o el puro azar, lo cierto es que existen gran cantidad de variables incontrolables que influyen sobre la realidad que viviremos. Estas pueden actuar positiva o negativamente. Según la actitud que tomemos frente a ellas, seremos jugadores de lotería o de quiniela. Si creemos que el azar es incontrolable, que nada podemos hacer frente a él, que el destino está escrito, seremos los perfectos jugadores de lotería. Estos esperan a que la suerte les sonría sin que ningún esfuerzo propio avale su éxito. Su única baza es el dinero, con el cual pueden comprar más boletos que hagan aumentar sus probabilidades de ganar. No existe ninguna lógica en la elección de los números que escogen porque es imposible determinar cuales serán los ganadores. En cambio, en la quiniela sí opera una cierta razón. Los resultados son más predecibles. Cuanto más conozca uno los entresijos de los equipos participantes más motivos tendrá para elegir el signo del encuentro. Alguien pensará que esto es pura teoría, puesto que en la realidad es tan difícil ganar la quiniela como la lotería. No le faltará razón. Pero esto se debe a que la ventaja que ofrece el uso de la razón en la quiniela es contrarrestada aumentando el triple el protagonismo del azar en ésta frente al de la lotería. Son quince los signos que se deben acertar en una frente a los cinco de la otra.
Creo que conozco más casos de gente que ha ganado la lotería (metafóricamente) que la quiniela. Ventajas del dinero. Lo bueno es que la quiniela también toca. Hace poco me enteré de que un estudioso de estas cosas ha trincado un buen pellizco (metafóricamente también). Razón suficiente como para seguir por el camino del 1X2 (metafórica y literalmente).
Etiquetas: Píldoras
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