Cada año todos los animales de la selva se reunían para decidir cual de ellos era el más rápido. Las últimas ediciones las había ganado la gacela Thompson, derrotando sin problemas al Ñu, a la cebra y a la jirafa. Hacía el recorrido establecido en 1 minuto. Como no necesitaba correr más, nunca se preocupó de mejorar sus prestaciones. Sin embargo, un año llegó a la competición un nuevo animal. El León logró completar el recorrido en sólo 59 segundos, mientras que la Gacela Thompson volvió a necesitar todo un minuto. Asustada por perder el trono, la Gacela entrenó duro para recuperarlo en la próxima edición. Así, 365 días después alcanzó el registro con el que su rival se había impuesto en la última carrera: 59 segundos. Sin embargo, el León ya corría en 58. Así año tras año, Gacela y León fueron mejorando sus marcas, pero la primera nunca fue capaz de alcanzar al segundo. Moraleja: El que no pelea cada día por batirse a sí mismo, pronto será batido por los demás.
La autocomplacencia en el éxito es el camino más corto hacia el descenso al fracaso. Lo probó el Barcelona las dos últimas temporadas y ahora, como parece imposible escarmentar en cabeza ajena, le toca al Madrid. Tras ganar la segunda Liga consecutiva, Raúl le pidió a Ramón Calderón que no estropeara el equipo con fichajes innecesarios. Lo que había funcionaba bien y no era cuestión de cambiarlo. Ahora se ven las consecuencias de no reforzar al equipo. Por mucho que le duela al madridismo, y sin restar mérito a la garra que mostró el equipo, los dos últimos campeonatos tuvieron mucho de regalo blaugrana. Ahora que el león se ha despertado de su letargo, queda patente la verdadera fortaleza del actual Real Madrid (como si sus últimas participaciones en la Liga de Campeones no hubieran resultado suficientemente esclarecedoras).
Etiquetas: Píldoras
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