La terna de bases del Real Madrid representa a la perfección los tres estados del tiempo: Raúl López el presente, Sergio Llul el futuro y Pepe Sánchez el pasado. El comienzo de liga ACB del jugador argentino está siendo algo más que mediocre y da la razón a aquellos que opinan que con 31 años, Pepe Sánchez ya dio el mejor baloncesto que tenía en sus manos. El suyo fue un fichaje polémico desde el principio, sobre todo por tratarse de un descarte del Barcelona. Muchos aficionados madridistas temen que se repita con él los casos de Alain Digbeu, Derrick Alston o Michael Hawkins, que salieron de la entidad azulgrana para recalar en el club blanco con más pena que gloria. Sólo 'Sasa' Djordjevic fue capaz de completar con relativo éxito el Puente Aéreo Barcelona-Madrid.
Más allá del sentimiento de rechazo que pueda suponer para un sector de la hinchada merengue que su equipo se nutra de descartes del eterno rival, hay razones puramente baloncestisticas para evaluar su contratación. Su ineludible declive físico debe preocupar sólo relativamente, pues estamos ante un jugador que siempre ha jugado más con la cabeza que con los músculos. Si su rol es el de simple reserva, con pocos minutos de juego en los que dosificar bien sus esfuerzos, muy mal debe seguir haciéndolo para no mejorar el rendimiento que el turco Tunceri ofreció en las últimas temporadas. Está claro que el puesto de base titular es propiedad de Raúl López. Cuando éste necesite descanso Pepe Sánchez puede aportar continuidad en el juego, mientras que si el equipo necesite cambiar su estilo, Sergio Llul es capaz de aportar más fuerza y dinamismo. La duda radica en si para este papel de secundario Pepe Sánchez es el jugador más adecuado o, como pareceía en un principio, su contratación estaba destinada a un mayor protagonismo que, por ahora, está demostrando no merecer. El tiempo lo dirá.
Etiquetas: Baloncesto, Deporte
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