Con ánimo simplista y a modo de caricatura, uno llega a la conclusión de que los miles de estudiantes de periodismo de la Complutense pueden encuadrarse en tan sólo diez tipos distintos de grupos. Aunque un mismo individuo puede presentar características de varios (yo mismo poseo lo peor de varias de las siguientes clases), creo no haber conocido a nadie que no se encuentre enmarcado en esta tipología.
1.- Figurines. Su objetivo es la tele. De igual forma que aparecer en un reality o liarse con algún famoso, el periodismo es sólo un medio para alcanzar la fama. Formas más evolucionadas del figurín no se conforman con la prensa del corazón y aspiran a convertirse en reporteros sensacionalistas al estilo de Está pasando. Son auténticas monadas (ellos y ellas) a los que las grises paredes de la Facultad no les hacen justicia.
2.- Deportivos. Lamentablemente, la falta de talento (futbolístico en la mayoría de las ocasiones) les ha impedido convertirse en protagonistas del espectáculo deportivo. Esta frustración les hace verse aboocados a buscar un papel secundario en él para poder hacer de su afición un trabajo, Poseen un sentido lúdico de la vida y de la profesión muy útil para perpetuar una manera de informar sobre el deporte enfocada fundamentalmente al hincha entusiasta.
3.- Jipis. Grandes hedonistas hacen de la cafetería y el césped sus verdaderas aulas. Tanto es así que, en ocasiones, se llega a dudar de si algunos de ellos están realmente matriculados o simplemente disfrutan del ambiente. Los bolígrafos y cuadernos son sustituidos en sus macutos por diábolos, yembés, guitarras, y diversos objetos para ejercitar el malabarismo. Tanto es así que siempre se encuentran pidiendo papel a algún compañero.
4.- Culturetas. Más allá de unas clases en las que los conocimientos que se imparten son concebidos como insuficientes, los culturetas encuentran en la biblioteca, la videoteca o la librería su hábitat natural. Siempre con al menos un libro debajo del brazo, prefieren aprender a estudiar. No es raro que estén matriculados en otra carrera.
5.- Artistas. Bohemios aspirantes a fotógrafos, poetas, guionistas, actores, etc., el periodismo les resulta algo demasiado prosaico, aunque en un principio, lo conciben como una carrera cercana a sus inquietudes artísticas. Pronto se dan cuenta de su error y se vuelcan en el aprendizaje práctico del mundo que persiguen, haciendo multitud de cursillos para los cuales nunca te pedirán tener la selectividad aprobada.
6.- Activistas. Atraídos por el papel de la prensa como cuarto poder, creen en el periodismo como una vía para cambiar el mundo. Son asiduos de las salas de conferencias de la facultad, en las cuales se debaten todo tipo de temas. Sus ideas políticas se materializan a través de la participación en sindicatos y demás tipos de asociaciones estudiantiles. Son los primeros en montar huelgas y manifestaciones.
7.- Pijos. Más propios de universidades privadas que de un centro público, estudian por no ponerse a trabajar. Pocos, pero también lo hay.
8.- Abuelos. Gente mayor de 25 años que han decidido estudiar la carrera por inquietudes personales. No son “estudiantes profesionales”, puesto que deben compaginar la carrera con el trabajo que les da de comer y/o con el cuidado de una familia. No pueden ir siempre a clase, por lo cual no participan de la vida universitaria plenamente.
9.- Erasmus. Estudiantes extranjeros provinientes de los más variados países. Como llegan a España para perfeccionar su castellano suelen juntarse entre ellos. Italianos con italianos, franceses con franceses, alemanes con alemanes, etc. Sabedores de que tienen el aprobado seguro ni se molestan en pasar por clase.
10.- Pre-periodistas. Gente extraña que no pertenece a ninguna tribu urbana. Se matricularon en periodismo por muchas razones, pero una de ellas es que les gusta el periodismo. Suelen ir a clase y se mantienen informados sin renunciar a la cafetería o al césped. En ocasiones sacrifican la vida académica por realizar prácticas en empresas con el fin de conocer de primera mano el funcionamiento del periodismo.
Etiquetas: Periodismo, Píldoras
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