Premio a la indecencia

Recibo una invitación a la ceremonia de entrega de los Premios de Cultura de la Comunidad de Madrid y de la Medalla Internacional de las Artes. La recibo por correo ordinario, dentro de un sobre y escrita en una ostentosa cartulina de papel satinado, de las buenas.



¡Qué suntuosidad! Está impresa con tonos dorados, como si la tinta utilizada para ello fuera de oro. En ese momento pienso en un texto que leí hace un par de días sobre la presentación de los presupuestos para 2012 en la propia página web de la Comunidad que preside Esperanza Aguirre. En él se destacaba la austeridad como regla básica.




¿Cuánto habrá costado cursar estas invitaciones y, concretamente, la que tenía yo entre mis manos (que ni siquiera va a ser utilizada)? Estoy seguro que desde el poder se me respondería que "una minucia". Si lo hiciera la propia Aguirre me podría decir con su característico estilo castizo que se trata del "chocolate del loro" Y seguramente tendría razón. Para que la invitación no se desaproveche del todo la coloco en el montón de papel para reciclar en vez de tirarla directamente a la basura. Así quizá en una nueva vida su celulosa pueda servir para que acoja la citación a un enfermo en la que se le indique la fecha en que podrá operarse de su dolencia en un hospital público madrileño.

Hoy también leo en el Marca que la Comunidad de Madrid ha concedido a Fernando Alonso el Premio Internacional del Deporte, galardón que no se debe confundir con los Premios Siete Estrellas del Deporte que también da el gobierno regional y que se entregaron el pasado martes 29 de noviembre. Uno es para reconocer la relevancia internacional de los deportistas españoles (aunque lo entregue un órgano madrileño), mientras que los segundos se dedican ensalzar la labor de aquellos que trabajan significativamente en la promoción, el fomento y desarrollo del deporte (así, en general). Imagino que a cada invitado a las galas de entrega de dichas menciones se les enviará una tarjeta como la que he recibido yo. Y lo mismo ocurrirá con otros premios que concede la Comunidad o en actos como la celebración del día de la Constitución, que también se invita con el mismo formato de tarjeta. Al menos en estos últimos no estoy seguro de que se entregue una dotación económica, como sí ocurre con los que concede el Ministerio de Cultura: el hoy fallado premio Cervantes (125.000 €) o el anunciado el martes, el Nacional de las Letras (40.000 €). Mención especial merecen estos Premios Nacionales de Cultura, que son una treintena, (incluyendo la reciente incorporación del de Tauromaquia). Como si el honor de ser distinguido por una institución pública no fuera suficiente, estos premios llevan aparejadas unas dotaciones económicas que oscilan entre los mencionados 40.000 y los 20.000 €, a lo cual hay que sumar los gastos que llevan aparejados en invitaciones, y logística para la entrega (cátering, moquetas, atriles, cartelería, etc.) Realmente en este aspecto los gastos no se limitan a la entrega de premios. Muchos acto públicos de los políticos conllevan este tipo de dispendios. Volviendo a la Comunidad de Madrid basta ver la agenda de la señora Aguirre en su web corporativa (http://www.madrid.org/esperanzaaguirre) para comprobar que lo que no deja de ser una labor propagandística cuesta dinero público:



En este punto recuerdo la actuación esta misma semana de Maruja Ruiz Martos, una mujer galardonada con la medalla de Barcelona por su continua lucha por los derechos de los vecinos de los barrios de la ciudad Condal. Dicha señora acudió a la entrega de su galardón pero no lo recogió. Con la intención de dejar patente su desacuerdo con la política de recortes de la Generalitat Catalana (del mismo partido que el ayuntamiento que la reconocía; CIU) al ser llamada rechazó la medalla y explicó el porqué:

Maruja explicó después en una entrevista en RNE lo sorprendente que resultaba ver cómo la institución que preside Xavier Tías no reparaba para ese acto en un montaje con azafatas, cátering, calefacción para mantener calentito un patio interior.... A Maruja, como a la gran mayoría de la población, le resultaría chocante tal dispendio. Más acostumbrados a verlo estamos los periodistas, que en ruedas de prensa para presentar determinados actos políticos no suele faltar de nada. Por todo ello resulta indignante que se recorte un solo céntimo en sanidad, educación, dependencia o investigación cuando se malgasta un solo céntimo en este tipo de gastos absolutamente superfluos. Si todo es el chocolate del loro, habrá que sacrificar a ese loro, porque con lo bien alimentado que está se podrían paliar muchos problemas