España redime al fútbol


Hace cuatro años Grecia se proclamaba campeona de Europa. Hace dos, Italia levantaba la Copa del Mundo. El fútbol 'rocoso' triunfaba. Los amantes del modelo que hace primar la táctica a la técnica, el músculo a la inteligencia, el orden a la imaginación o la defensa al ataque, estaban de enhorabuena... hasta ayer. España se ha procalamado campeona de la Eurocopa a base de toque y dinamismo. Hasta la próxima gran cita de selecciones (el mundial de Sudáfrica en 2010) ese será el referente triunfador en todo el planeta: los 'jugones'españoles relevaron a los soldados griegos en el trono continental.
Porque, no nos engañemos, entre esos dos polos se mueve constantemente este deporte, de la misma manera que en política lo hace entre la Derecha y la Izquierda. Está en la esencia misma del balompié, que históricamente fue configurando su existencia a partir del refinamiento de otros deportes más bárbaros y violentos hasta que en el siglo XIX se desgajó definitivamente del rugby. Sin embargo, esa dualidad entre la lucha y el juego resultará eterna. No se trata de establecer que concepto es mejor en términos absolutos, puesto que no hay respuesta posible. Pero sí es necesario saber cual nos gusta más. España lo tiene claro, entre otras cosas por necesidad. Puede que a la mayoría de nuestros jugadores no les acompañe el físico de alemanes, franceses o italianos. Por ello, para llegar arriba tienen la obligación de utilizar otros argumentos como la velocidad, la técnica o la inteligencia. Ahí radica la diferenciación de modelos en los equipos: en la materia prima de sus jugadores. Durante muchos años no teníamos ni siquiera calidad, por lo que debíamos usar la famosa furia. En tiempos más recientes creímos en el músculo de los Nadal, Hierro, Alkorta, etc. pero con escaso resultado. En esta Eurocopa, en la apuesta más descarada por el talento que nunca jamás haya puesto en liza España, por fin hemos obtenido el premio. Cierto es que lo habríamos merecido antes, pero tanta espera hace que sepa mejor.
Hay quien dice que esta Selección puede marcar una época, commo lo hizo el Brasil del 70'. Mimbres hay para ello, pues la mayoría de sus jugadores son muy jóvenes. Lo que parece indudable es que la senda trazada es por la que hay que continuar. Ganar es muy difícil, pero siempre hay que estar presentes entre los que se juegan el título. En esa élite es donde le corresponde estar a La Roja. Esperemos que haya llegado para quedarse.

Casillas y el penalti perfecto

Se oye hasta la saciedad: "las tandas de penaltis son una lotería". Como la mayoría de los tópicos, este también resulta una verdad repetida mil veces. Desde el punto fatídico puede pasar cualquier cosa porque la presión juega un papel mucho más importante que la habilidad. Si la técnica estuviera aislada del ambiente, el porcentaje de error sería prácticamente nulo. Y es que teóricamente existe el penalti perfecto. Para cualquier portero resultaría imposible atajar un lanzamiento desde once metros que fuera a una velocidad cercana a los 90 km/h. (hay futbolistas capaces de pegarles a 140 km/h.) y que se colocara pegado al interior de los postes. El balón tardaría en alcanzar los poco más de 11,1 metros que le separan de la linea de meta pegada al palo mucho antes de que el portero recorriera el metro y medio que le separa de él (si se encuentra en medio de la portería). Cuando un jugador consigue lanzar un buen penalti (más o menos cercano a la perfección) el guardameta sólo puede detenerlo anticipándose al momento en que el balón sale de la bota del jugador. Esa anticipación puede atender a dos factores: la intuición o la observación. Lanzándose a uno u otro lado por intuición, el parar el penalti sólo depende del azar. Sin embargo, es posible conocer la trayectoria que puede tomar el balón fijándose en la postura que toma el pie del lanzador justo antes de que la bota impacte con él. Son décimas de segundo muy valiosas que pueden hacer posible alcanzar la pelota si esta no va muy fuerte y colocada. Hay otros factores que hacen que el portero elija hacia donde tirarse, como estudios previos de la forma de lanzar de los futbolistas a los que se enfrenta o la manera de correr hacia el penalti.

De lo que no cabe ninguna duda es de que Casillas ayer no encaró los penaltis ante Italia simplementre rezando. Iker adivinó la dirección de todos los lanzamientos que recibió. Se los detuvo a De Rossi y Di Natale y estuvo muy cerca de de conseguirlo con los de Grosso y Camoranesi. Nuestro portero no jugó a la lotería, y si lo hizo, había comprado muchos números para que nos tocara de una vez el premio.

La banca nunca pierde

La banca mejora sus beneficios un 10% y descarta la crisis
Las entidades financieras ganan 5.153 millones más hasta marzo a pesar del aumento de la morosidad y la limitación del crédito.

Lo cuenta el diario El País en su edición del 15 de junio. Sólo se me ocurre algo más rico que el gran capital. El diccionario de la Lengua Española, con tantas palabras para referirse a él...

Indecente, improcedente, vil, abusivo, canalla, repugnante, desaprensivo, grosero, puerco, desvergonzado, inmoral, deshonesto, asqueroso, humillante, impúdico, obsceno, pornográfico, indecoroso, vergonzoso, repulsivo, repelente, corrompido, vomitivo, nauseabundo, cochambroso, sucio, deshonesto, vicioso, infecto, mugriento, repugnante, inmundo, inadmisible, impresentable, rechazable, improcedente, intolerable, increíble, inaceptable...

Eurocopa 2008: Balance de la primera jornada

Una vez completados todos los partidos de la primera jornada de la Eurocopa ya se pueden sacar algunas conclusiones. En primer lugar, las tres selecciones que mejores impresiones han dejado son Holanda, España y Portugal. A las tres las une ser las principales defensoras del buen juego y, también, pertenecer a ese segundo escalón de favoritas que va inmediatamente detrás de los grandes clásicos: Italia, Francia y Alemania. Casualmente, holandeses y españoles ganaron sus partidos gracias a los contrataques, algo curioso porque son equipo concebidos para vivir en torno a la posesión del balón. Sin embargo, el ponerse con un gol a favor se ha demostrado que otorga una ventaja importantísima, pues ningún equipo ha sido capaz de remontar un marcador adverso en los ocho partidos hasta ahora disputados. Holanda y España son equipos temibles con viento a favor, pero habrá que verles cuando tengan que remar a contracorriente. Mientras, Portugal da señales de que este año sí. Tras jugar hace cuatro años la final de la pasada cita continental y llegar a semifinales del campeonato del mundo, la progresión hace pensar que son más que serios candidatos a hacerse con el trofeo. Aunque mucho más que la historia, lo que lleva a otorgarles ese cartel es su equipo. Pepe y Carvahlo forman la mejor pareja de centrales de todas las selecciones, la creatividad de Moutinho y Deco está bien asegurada por un escudero como Petit y Cristiano Ronaldo y Simao asegurán desborde por banda. Les falta un buen portero y un delantero goleador, pero incluso sin esas dos piezas básica, parecen el equipo más completo del campeonato.

En cuanto a los clásicos a los que antes hacía mención sólo Alemania ha ganado su partido ante la débil Polonia. Los germanos han sorprendido por su planteamiento ofensivo, con tres delanteros como Podolski, Klose y Gómez desde el primer momento en el once inicial. Franceses e italianos están destinados a jugarse una plaza en cuartos entre ellos en un duelo que últimamente parece eterno tras la disputa final del mundial de 2006 y la coincidencia en el mismo grupo durante fase clasificatoria para esta Eurocopa. Los galos han demostrado tener tantas facilidades para mantener su portería a cero como para sumar un tanto en la contraria. Italia parece dar síntomas de fin de ciclo, aunque su arrebato de orgullo, (salpicado de calidad por Del Piero) ante los holandeses con el marcador en contra dejó entrever que no hay que darles ni mucho menos por muertos. Si Donadoni rectifica su apuesta y da entrada a hombre como Aquilani, De Rossi o el propio Del Piero, aun tienen tiempo de rectificar su mal comienzo.
Del resto de selecciones, ninguna parece estar en disposición de repetir la sorpresa que los griegos protagonizaron en 2004, pero aún queda mucha competición.

Francia: La herida de Zidane y su cicatriz con Ribéry

Hoy debuta Francia en la Eurocopa. Para los galos, será el primer partido de la era post-Zidane en una fase final. 'Zizou' fue el encargado de abrir las puertas al olimpo de las más grandes selecciones mundiales a los ‘bleus’. Con su marcha, la selección sufrió una importante herida que confía en poder cicatrizar con Franck Ribéry, un hombre que sin llegar a la excelencia de Zidane, atesora tanta calidad que permite perpetuar en torno a su figura el carácter ganador labrado por la generación anterior. Ribéry combina mucha clase tanto en el control como en la conducción del balón. Sin ser un extremo, el futbolista del Bayern de Múnich encuentra en las bandas su espacio favorito desde donde partir hacia el centro mediante rápidas diagonales. No es un ‘10’ al uso, ya que carece de la visión de juego necesaria para ser el catalizador del equipo, pero ese defecto lo suple con otras virtudes como el regate, el disparo, la verticalidad o una gran potencia en la arrancada. Aunque el que probablemente sea el principal activo de este futbolista sea su carácter. Criado en los suburbios de Boulougne-sur-Mer, Ribery tuvo que enfrentarse desde pequeño a un ambiente hostil que forjó en él una fuerte personalidad. Más si cabe cuando a los dos años sufrió un grave accidente de tráfico que le dejó marcada la cara de por vida. Lejos de haber supuesto un problema, la cicatriz simboliza buena parte de lo que es este jugador. La herida le hizo más fuerte desde muy niño y hoy se le conoce con el sobrenombre de ‘Scarface’ (cara-marcada).

Su caso resulta similar al del argentino del Manchester United Carlos Tévez, que siendo un bebé y mientras gateaba por su casa, tiró un cazo con agua hirviendo sobre su cuerpo. Las marcas que le dejó el percance aún pueden verse en el cuello del ‘Apache’. Pese a que el Boca Juniors, club en el que se formó como futbolista, le ofreció costearle una operación de cirugía plástica para borrar las cicatrices, Tévez se negó a someterse a ninguna intervención al saber que eso le tendría al menos medio año sin poder jugar al fútbol. Más allá de las cicatrices y de sus grandes cualidades técnicas, lo que une a Ribery y Tévez es su hambre por el fútbol. Volviendo al francés, en él parece que recae la responsabilidad de liderar el cambio generacional que mantenga el nivel logrado por los Zidane, Henry o Trezeguet en los últimos torneos. Él ya sabe lo que es jugar un mundial a buen nivel (el de Alemania 2006), y eso le otorga ciertos galones a la hora de comandar al resto de prometedoras figuras galas como Benzema o Nasri. La primera gran prueba para ellos empieza hoy.

Sons & Daughters - Darling

Un claro ejemplo de efectividad (que no efectismo) en música de la mano de este sorprendente grupo escocés.

¿Por qué lo llaman deporte cuando quieren decir nacionalismo?

Emocionarse con los éxitos de un equipo o de un deportista que represente al grupo es una de las formas más eficaces de estrechar los lazos de unión a ese colectivo que vertebra la existencia de los ‘animales sociales’ que somos las personas. No hay duda de que la pasión es un ingrediente indispensable en el deporte. Pero ¿hasta qué medida? Qué es más importante, ¿el deporte o el equipo? Para muchos, las competiciones deportivas son sólo un instrumento con el que canalizar sus pasiones colectivas. Algunos sociólogos atribuyen al deporte moderno la virtud de haber sido capaz de sustituir a las guerras en el plano de la lucha simbólica por la supremacía entre colectividades. Los orgullos nacionalistas o regionalistas ahora se enfrentan en campos de juego en vez de hacerlo en campos de batalla. Ello explica que en nuestro país, el interés por unas u otras disciplinas deportivas varíen en cada momento en función de la calidad de nuestros representantes. Ejemplos hay muchos. Antes de Fernando Alonso, la Fórmula 1 apenas la seguían unos pocos miles de aficionados. Hoy, tras los éxitos del asturiano, los seguidores se cuentan por millones. Con Indurain el ciclismo se convirtió en un deporte de masas. Hoy, la aparición de Contador hace que Televisión Española tenga que comprar los derechos de emisión del Giro en el último momento para retransmitir la victoria del madrileño. Es evidente que para el canal público no interesa el evento en sí, sino que lo gane uno de los nuestros. Y ejemplos así hay muchos más en el resto de disciplinas. Sólo el fútbol es capaz de resisitir a esos vaivenes como demuestran las audiencias de partidos de otras ligas ajenas a la española o de competiciones internacionales en las que no hay representantes de nuestro país.
Pero el deporte, para algunas personas, es algo más que un instrumento: es un fin en sí mismo. La lucha por la excelencia a través del esfuerzo físico, la habilidad y la inteligencia, la pugna por el éxito, la admiración del talento o la fascinación producida ante los empeños por superar los propios límites, suponen ingredientes que, por sí mismos, son capaces de encandilar a los auténticos aficionados al deporte sin necesidad de cubrirlos con bandera ninguna. Y así, un español reconoce que la calidad del juego de Federer le resulta más atractiva que el físico en el que basa su estrategia Nadal, de la misma manera que un norteamericano resalta que sin Gasol, los Lakers no estarían luchando por el anillo de campeón de la NBA por muy bueno que sea (que lo es) Kobe Bryant. O resulta normal que desde España se pueda desear que en MotoGp se imponga el piloto con más calidad, que hoy por hoy, no se apellida ni Pedrosa ni Lorenzo, sino Rossi de la misma forma que en Inglaterra se admita que sin Alonso, McLaren ha perdido muchos enteros. Y todo ello sin complejos. Con el deporte por el deporte, sin más.