Malos tiempos para el periodismo

Ayer echó el cierre Soitu.es. Que descanse en paz el proyecto y todas aquellas conciencias que creían que un periódico creado en y para internet podía triunfar a base de independencia y originalidad.

Republicano Madrid


No caben explicaciones lógicas para analizar lo de Alcorcón. El Madrid fue de todo menos “Real”. Un modesto equipo de Segunda B bailó y goleó al Irreal Madrid, al Surreal Madrid o quizá al Republicano Madrid. Tal vez el jefe del equipo blanco sea en el fondo un antimonárquico convencido. Así se explicaría el desprecio que la entidad muestra por la Copa que lleva el nombre de Su Majestad Don Juan Carlos. Lleva tres lustros sin ganarla y, lo que es peor, protagonizando sonados ridículos, siendo el de ayer el más antológico. Tiene que ser eso. Que el que manda en el Madrid sea republicano. No me refiero a su presidente ni a su entrenador, porque en estos años han sido varias las personas que han pasado por esos cargos. Yo me refiero a su capitán, Raúl: un tipo que pasa por ser el máximo símbolo del Madrid actual, pero que no olvidemos, se crio en la Colonia Marconi, en Villaverde, lugar al que el eufemístico calificativo de barrio humilde se le queda corto y en el que resulta fácil que calen los ideales republicanos. Tal vez, dentro de no demasiado tiempo, el Madrid decida retirar la corona de su escudo y se quede únicamente con el elemento que adoptó durante la II República, la banda violeta.
Reconozco que el razonamiento puede parecer descabellado, ¿pero resulta más disparatado que asegurar, como lo hace Valdano, que a este equipo, si le sobra algo, es compromiso? ¡Viva la República!

Ágora: un correcto ensayo



Escribía recientemente Umberto Eco que si la religión fue, en ocasiones, el opio del pueblo, más a menudo funcionó (y funciona) como su cocaína. Lejos de anestesiar, este tipo de creencias han estimulado no pocos conflictos a lo largo de la historia. Ágora retrata esa capacidad destructiva ofreciendo un verosímil retrato de la filósofa Hipatia de Alejandría así como del tiempo que le tocó vivir. Debido a que no se ha conservado ningún documento de la propia pensadora, el campo del que ha dispuesto Amenabar para fabular sobre ella resultaba tan obligado como alentador. Es por ello que no puede considerarse una película biográfica, ya que su protagonista juega un papel eminentemente simbólico. Realmente, el director español podía haber contado la misma historia con Galileo Galilei, con Giordano Bruno, o con cualquier científico que fuera perseguido por pensar antes que por creer.
Tampoco estamos ante un peplum de aventuras al estilo de Hollywood. La conexión emocional del espectador con la película resulta dificultosa, en primer lugar por el lejano punto de vista que trata de marcar Amenábar (lo cual queda patente con los continuos planos cenitales en los que se llega a ver la Tierra desde el espacio exterior), pero también porque el meollo del asunto es de tal calado que los conflictos pasionales y políticos quedan eclipsados. Al final, Ágora acaba siendo un ensayo, con todo lo que ello implica. Es un alegato a favor de la razón y en contra del fundamentalismo de la fe; un retrato del clima que se vivió en aquella Alejandría en la que el velo religioso acabó imponiéndose a los ojos de muchos que intentaron hacer avanzar al mundo por la vía de la ciencia. En ese sentido debe valorarse la cinta y por ello se le puede perdonar cierto maniqueismo de brocha gorda en el tratamiento de los bandos, cierta apatía en la narración o ciertas licencias históricas sólo visibles a los ojos de los muy entendidos. Al final, lo que queda, es la perfecta comprensión de un capítulo de nuestra historia enormemente significativo y que permite extraer enseñanzas de validez atemporal.

Prisa apoya a Losantos

Parece increible, pero el grupo Prisa apoya a Jiménez Losantos. No es ficción, pues carezco de tanta imaginación. Ni la captura que se adjunta bajo este texto es un montaje, pues carezco de tanta habilidad con el Photoshop. Hoy lunes 5 de octubre de 2009 puede verse un banner de Digital+ en la página web de EsRadio. Es decir, la plataforma de televisión digital de Prisa se anuncia en la página del proyecto radiofónico de Federico Jiménez Losantos.


Quizá la coincidencia en el odio a Zapatero (inherente en los unos y recién descubierto en los otros) esté abriendo espacios para la colaboración entre grupos otrora tan distantes. Menos mal que al Presidente siempre le quedará Roures.

Felicidades Río

No ganó la candidatura que más podía hacer por los Juegos, pero ganó la candidatura por la que los Juegos pueden hacer más.

Parabens Río.

El corazón no entiende de razones

Tenemos una corazonada, pero poco más. Atendiendo a la razón, cabe preguntarse cuántos de los 96 miembros del COI nos van a votar. Los europeos cuyos países presentarán presumiblemente candidatura para 2020 desde luego que no, ya que dos Juegos seguidos en el Viejo Continente harían imposibles unos terceros. Eso descarta a franceses (2), italianos (5), rusos (3), alemanes (3), húngaros (2) y el checo (1). Tampoco hay que contar con el portugués (1), que apoya a Río. Y luego hay que tener en cuenta que es posible que otros miembros europeos no quieran cerrarse las puertas por si en un futuro no muy lejano alguna ciudad de su país se anima a presentarse.
Pero la rotación de continentes no es el único problema. El lógico apoyo que recibiríamos desde latinoamérica se ve en esta ocasión amenazado por Río. Tampoco hay que olvidar que Jacques Rogge, presidente del COI, no ha ocultado su deseo de que Sudamérica acoja unos Juegos, por lo que muchos miembros que le deben el puesto al belga estarán interesados en contentar al jefe. También juegan en contra de Madrid los intereses económicos. Una de las principales fuentes de financiación del COI son los derechos televisivos de los Juegos. Dado que los que más dinero ponen son los americanos, a estos siempre les interesa que se celebren en un lugar cuyos horarios sean similares a los suyos, lo cual no ocurre ni con Madrid ni con Tokio. Y por si fuera poco existen otros elementos desalentadores: la cercanía de unos Juegos en España (Barcelona 92), la perdida de la influencia de Juan Antonio Samaranch, la gran deuda de la ciudad y las malas expectativas económicas de nuestro país... Realmente, Madrid sólo tiene un punto a favor: que técnicamente es el mejor proyecto, pero ya sabemos que ésta, como el resto de las razones anteriormente expuestas y todas las demás, pueden importar poco. Al final se trata de 96 personajes que votan en secreto lo que quieren, según sus filias, sus fobias, su conciencia y, sobre todo, sus intereses personales. Por eso la corazonada aún es posible. Y si no, siempre se puede reutilizar el magnífico logo de la mano para dedicárselo a los miembros del COI.