Que 2009 haya sido cuasi perfecto para el Barça supone que fue un mal año para el Madrid. Pero toda situación es suceptible tanto de mejorar para unos como de empeorar para los otros. En 2010 la final de la Liga de Campeones se celebra en el Santiago Bernabéu. ¿Se puede imaginar satisfacción mayor para el barcelonismo que ganar el torneo continental más importante en casa del eterno enemigo? ¿Cabe en la imaginación del madridismo peor humillación que ver a los aficionados del máximo rival profanando la Cibeles con sus celebraciones?
Es posible encontrar argumentos filosóficos y religiosos en contra de que esto vaya a ocurrir. Schopenhauer diría que la felicidad nunca puede ser plena y un católico recordaría aquello de "Dios aprieta pero no ahoga". Pero al contrario existe un factor tan esperanzador desde la óptica culé como inquietante para la salud mental de los blancos. Es este anuncio de Master Card que se puede ver en el Metro de Madrid.
En el cartel se anuncia la final y la posibilidad de comprar entradas para ella a través de la firma de tarjetas de crédito. En la fotografía aparece lo que ha de contemplarse como una visión del Bernabéu el día del encuentro decisivo y a dos aficionados con los brazos en altos celebrando. Uno vestido de azul y el otro de grana, forman una sutil combinación de colores. Inquietante, ¿no? Quizá el dinero sepa algo que la filosofía y el dinero desconocen. Al madridismo sólo le queda rezar a Schopenhauer.
1 comentarios:
Que el día de nochevieja, a las cuatro de la tarde estés temiendo la llegada del ogro culé sí que es inquietante.
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