Grandes y pequeños


Sí. Finalmente se confirma que los equipos de Schuster se terminan hundiendo. Nueve derrotas en los diecisiete partidos de 2008 lo confirman. Tal vez, más que del Barça, que se centrará en la Champions, los blancos tendrían que preocuparse por mirar hacia el Villarreal, que viene con fuerza y ya está “sólo” a 6 puntos (7 contando el gol average). Aún así la imagen de ayer en el Bernabéu fue buena para el Madrid. Pese al enfado de su entrenador, que quería amarrar el empate, los jugadores fueron a por la victoria sabedores de que en los genes del Real Madrid está escrito que se ha de luchar siempre por el triunfo en su feudo y más si el rival es un equipo pequeño. Porque el Valencia ahora mismo es eso, un equipo venido a menos. Lo demostró con su juego encerrándose atrás, pero lo evidenció sobre todo con la manera en que celebraron la semana pasada su pase a la final de la Copa del Rey. Resulta chocante ver que una entidad que puede presumir de tener en sus vitrinas títulos de Liga, de Copa, o de UEFA celebre llegar a una final del torneo del k.o. como si hubieran ganado la final de la Champions League, con las gentes en las calles vitoreando a unos jugadores que saludaban exultantes desde el balcón. Tal vez pueda entenderse como una reacción a tanto sufrimiento acumulado a lo largo de la temporada, lo cual se puede comprender en la afición, pero no en los profesionales que deberían conocer cual es la grandeza del club y las exigencias que esta lleva aparejadas. Un grande lo es, entre otras muchas razones, porque lo único que le calma es la victoria. En ocasiones conseguirla es lo de menos. Por ello el Madrid la buscó con insistencia ayer. Es evidente que eso comporta riesgos que te pueden hacer perder, pero el camino a la excelencia no se recorre con empates. El Madrid perdió, pero lo hizo como un grande. El Valencia ganó y se llevo tres puntos. Pero solamente eso, tres puntos.

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