Al final, las empresas informativas tienen más de lo primero que de lo segundo. Milagros Pérez Oliva, que ejerce la función de Defensora del Lector en El País, escribía un interesante artículo este domingo en el que se deja bien clara la incongruencia que mantiene su periódico en torno a la prostitución. Al mismo tiempo que saca a la luz reportajes de investigación sobre las redes mafiosas que manejan este fenómeno, El País se lucra publicando cientos de anuncios de contactos detrás de los cuales se esconden las mismas historias que denuncian.
En el artículo, Carlos Yárnoz, subdirector del diario, echa balones fuera alegando que se trata de un debate no resuelto. "Nos encontramos con una situación de alegalidad y, antes de adoptar posiciones prohibicionistas, también en la propia prensa debiera plantearse un debate más profundo", declara Yárnoz. Osea, que como la ley no prohíbe la prostitución, El País se niega a adoptar una postura contraria a ella. Resulta que el periódico progresista por excelencia en España se limita a seguir la senda que marque el legislador y decide no tomar postura en un asunto de este calado social, aplazando para un futuro indeterminado el acometer un debate en profundidad. Sí lo hace en cambio en otros temas como el aborto, la investigación con células madre o ¡el boxeo!. Sí, el boxeo. Como indica la propia Defensora, el artículo 1.29 del Libro de Estilo de El País dice: "La línea editorial del periódico es contraria al fomento del boxeo, y por ello renuncia a recoger noticias que contribuyan a su difusión". El gesto de cargar contra la brutalidad de este deporte sale bastante más barato que combatir los aspectos más oscuros de la prostitución. Ya se sabe que en las empresas informativas se puede ir contra todo menos contra los anunciantes.
Etiquetas: Periodismo
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