Españolitos


No sé de donde soy. Nunca me he sentido especialmente orgulloso de ser de donde era. Especialmente porque no elegí donde nacer. Pero bueno, vine al mundo en España y tan contento de tener un clima agradable, una rica cultura, buena gastronomía y no llegar nunca a semifinales de un mundial de fútbol. Era español. Hasta hace bien poco. Ahora resulta que hay gente que entrega carnés de españoles (y no me refiero al DNI).

Mariano Rajoy convocó a la concentración del sábado a todos los "españoles sensatos y de bien" para que se manifestaran contra la prisión atenuada (libertad lo llaman ellos) concedida al etarra De Juana Chaos. Yo no estuve, pero bueno, debe ser que no soy sensato ni de bien. Pero al menos seguía siendo español. O al menos eso creía. Tras el enorme éxito que tuvo la marcha, el mismo Rajoy no dudó en declarar que Zapatero tenía la obligación de escuchar lo que los españoles habían manifestado en las calles de madrid. Y debía ser cierto que eran los españoles los que habían hablado, porque pese a no ser un acto oficial, las banderas nacionales lo cubrían todo. La españolidad del acto quedó aún más patente cuando sonó el himno nacional. Pensaba que ambos símbolos representaban a todos y cada uno de los españoles, sin importar el credo, la raza, las creencias políticas, ni nada y que por dicho motivo se debía ser muy cuidadso con su utilización partidista. Pero interpretando las palabras de Rajoy, no era una utilización partidista, sino que la esencia de la nación era la que se estaba haciendo oir. Así que comprendí que yo no era español, ya ni de bien ni de mal.
Pero por si me pudieran quedar dudas de mi no españolidad, estas quedaron disipadas cuando escuché al Secretario de Organización del PSOE, José Blanco, decir que "cada vez son más los españoles que piensan que hay que defender a España de un líder como Mariano Rajoy". Yo, que no pienso eso, sigo sin ser español.

Y en esas estoy. Descubriendo que ahora los líderes políticos no escuchan al pueblo sino que hablan diréctamente por sus bocas. Tanto por las de aquellos que la abren, como por los que no. Por las que dicen lo que ellos quieren oir, como por las que no. Sus disputas y pugnas por copar los puestos de poder ya no se quedan en sus esferas. La crispación que inunda su convivencia política la están consiguiendo transmitir cada vez más a la gente de la calle y eso es muy peligroso. Como dijo Antonio Machado "Españolito que vienes al mundo te guarde Dios, una de las dos Españas ha de helarte el corazón". Dos españas que hoy (tras mucho esfuerzo democrático desde la transición) no tienen nombre de personas, sino siglas de partidos.

2 comentarios:

Rubén dijo...

Entonces, ¿en el próximo mundial de fútbol vas a animar a Francia?

Lorena dijo...

No, Rubén... Se va a hacer de la selección Asturiana... Que va a ir a jugar...
jejejeje