CQC y cómo no permitir que la realidad arruine una buena historia

Mucho ha cambiado el ‘Caiga Quien Caiga’ desde que llegó a España allá por 1996. Lo que era un atractivo formato por lo original de su forma y por su fondo contestatario contra el poder, poco a poco ha ido degenerando en lo que es hoy: un programa lleno de demagogia y malas artes. En la época del Gran Wyoming la rebeldía era una actitud. Ahora sólo es un fin en sí mismo; una pose pretendida. Dan buen ejemplo de ello todos los efectos de post-producción con los que aderezan torticeramente sus vídeos o gestos como el continuo intento por pretender hacer ver que se cuelan intrépidamente en eventos para los que no están acreditados, cuando en realidad sí lo están.
‘Que la realidad no estropee nunca una buena historia’ es básico en el CQC. Ayer, el programa emitió un reportaje en el que se pretendía denunciar que utilizar la bicicleta por la capital es algo poco más que imposible en la vida diaria. Pues bien, hasta en algo tan fácilmente demostrable, CQC decidió manipular. Lo hizo cuando intentaron hacer ver que en los trenes madrileños no se permitía introducir bicicletas. La reportera fue a la estación de Atocha para comprar un billete hacia Fuenlabrada. Cuando preguntó si podía llevar una bicicleta los responsables le respondieron que no. Así demostraban que es imposible compatibilizar la bicicleta y el transporte público para moverse por Madrid. Pero el asunto tenía un truco oculto. En lugar de dirigirse a la red de Cercanías (que es la que se utiliza para este tipo de desplazamientos), CQC solicitó un billete en un TRD (tren regional).
A continuación se indicaba que tampoco se permitía viajar con bicicleta en los AVE o Altaria, pero ¿cuánta gente utiliza esos trenes de largo y medio recorrido en sus viajes diarios? Es la red de Cercanías la que cumple esa función de conectar la capital con los principales puntos de la periferia de la región. Pero en esa ventanilla no preguntaron. Como tampoco lo hicieron en la de Metro. En ambas, se permite el uso de bicicletas, aunque con restricciones lógicas en horas punta. Contarlo hubiera sido más honesto y no hubiera restado un ápice de verdad a lo que se denunciaba, pero no lo hicieron. Tal vez no querían que la realidad limpiara, aunque levemente, la suciedad que se empeñan en denunciar.

Ferguson y la falacia sobre Franco y el Madrid

En una reciente entrevista concecida a The Times, Alex Ferguson vuelve a ‘sacar pecho’ por haber logrado mantener a Cristiano Ronaldo en el Manchester United y, de paso, le atiza de nuevo al Real Madrid. El veterano técnico británico parece estar obsesionado con la figura de Franco tanto como lo está con el club blanco, al que acusa de un exceso de prepotencia. “El Real Madrid, como equipo del General Franco, estaba acostumbrado a conseguir lo que quisiera y como quisiera”. Ferguson ya sacó a colación la figura del dictador el pasado mes de mayo, cuando respondió con un "¿Se lo dijeron a Franco?” a unas declaraciones de Ramón Calderón acerca de Cristiano Ronaldo en las que aseguraba que el tiempo de la esclavitud había acabado. Ferguson basa sus intentos de descrédito hacia el Real Madrid en utilizar aquella teoría que asegura que el club madridista fue favorecido por el Régimen. Pese a ser esta una idea bastante extendida, lo cierto es que aguanta mal su confrontación con la realidad.

Durante los años en que Franco ejerció su dictadura, la actual Copa del Rey se denominó Copa del Generalísimo, trofeo que era entregado al capitán del equipo ganador de manos del propio dictador. De las treinta y ocho ediciones del campeonato que se celebraron bajo esta denominación, el Madrid se alzó con seis. Una cifra reseñable pero muy por detrás de las nueve Copas que consiguieron, respectivamente, Athletic de Bilbao y Barcelona. Donde sí fue el club más laureado fue en el campeonato de Liga, competición que se adjudicó en quince ocasiones. Esto supone cerca de un 40% del total, un porcentaje práctcamente exacto al obtenido por el Real Madrid desde que murió el dictador hasta el día de hoy. Además, desde que Franco se alzó con el poder hasta que el Madrid recogió su primera Liga del franquismo (en la 53/54) pasaron doce temporadas. Así que, con los datos en la mano, parece difícil demostrar que el Madrid deba buena parte de su gloria a ayudas procedentes del dictador. Sin embargo, una mentira repetida cientos de veces acaba convirtiéndose en verdad, hasta para Alex Ferguson.

Bunbury apuesta por el Rock & Roll en el Palacio de Deportes

"Si hay alguien a quien no le guste el rock, esto le va a doler". Con esta frase que servía de introducción a 'Bujías para el dolor', la canción más contundente de su último disco, Bunbury dejaba claro en qué onda se encuentra actualmente. Una onda claramente expansiva, marcada por las potentes vibraciones de unas guitarras que han sustituido a violines y trompetas de anteriores espectáculos. El que fuera líder de Héroes del Silencio ha vuelto a sus orígenes, pero con la alforjas llenas de sonidos. En este largo viaje de retorno Bunbury ha transitado, entre otros caminos, por el alma del soul, por la pose del cabaré o por el peso del folk, haciendo suyos todos los estilos a la vez que él mismo se entregaba a ellos.
Así quedó demostrado ante un Palacio de Deportes prácticamente lleno en lo que era su regreso a Madrid tras un par de años de silencio en la capital. Aunque la excusa del concierto fuera la reciente salida al mercado de Hellville de Luxe, lo cierto es que la velada de ayer poco se pareció a la típica presentación de disco. Los nuevos temas no fueron, ni mucho menos, mayoría en el repertorio que brindó el artista aragonés a un enfervorecido público. Más bien pareció un acto de auto-afirmación, sólo posible en alguien con una trayectoria tan rica como la suya. Y es que a pesar de esa apariencia que le coloca por encima del bien y del mal, parece que han hecho mella en el ánimo, todos los dardos que ha recibido en forma de acusaciones de plagio. Bunbury encontró en el escenario un diván en el que enjugar sus amarguras y su público tuvo la enorme fortuna de aprovecharse de ese afán por reivindicarse mediante la vía de los hechos, como el mayúsculo artista que es. Disfrutó su concurrida parroquia y disfrutó el músico, que mostró su agradecimiento con dos bises y un regalo final inesperado. Tras las notas del clásico '...Y al final' que echa siempre el cierre a sus actuaciones, Bunbury se puso más íntimo y, en formato casi acústico, obsequió al público con un par de canciones más. Cuando las luces se encendieron y la banda se despidió definitivamente habían transcurrido casi tres horas de eléctrico show. Y es que se vio agusto a Bunbury durante todo el concierto, más hablador y comunicativo que de costumbre. El nuevo combo que ha formado funciona, lo cual le sirve para ensayar nuevas versiones de temas clásicos en su repertorio como 'Extranjero', 'Infinito" o 'El rescate'. Hubo incluso una canción de Héroes del Silencio. Pese a los gritos de siempre provinientes de sus seguidores más nostálgicos, solicitando los grandes clásicos de la banda, no fue ni 'Maldito duende', ni 'Entre dos tierras'. La canción elegida para extender el mensaje de este apóstol de la música fue 'Apuesta por el Rock&Roll'. Toda una declaración de intenciones.

El Real Madrid de rojo

A día de hoy, si se decidiera que el Real Madrid vistiera de rojo en su segundo uniforme, mucha gente se llevaría las manos a la cabeza. Buena parte de la afición creerá que sólo el azul, el violeta o como mucho el discreto negro, pueden utilizarse como recambio obligatorio del idiosincrásico blanco sin atentar contra la tradición de un club centenario. La hipótesis de vestir de rojo sería interpretada por aquellos que tienen un gusto más clásico como un sacrilegio en favor de la moderna mercadotecnia. Pero lo cierto es que esto ya ha sucedido. Fue en la década de los 70, casi diez años antes de que el Real Madrid firmara con Adidas su primer contrato con una gran empresa de ropa deportiva y mucho antes de que vender camisetas se convirtiera en uno de los negocios clave de cualquier equipo de fútbol. Por aquel entonces los uniformes se compraban a almacenes textiles, sin que en ellos apareciera logotipo ninguno.
El 10 de marzo de 1973, el Real Madrid visitaba el estadio Ninian Park para enfrentarse al Cardiff. Se trataba del encuentro de ida de los cuartos de final de la Recopa. El equipo galés vestía con camiseta azul y pantalones y medias blancas, utilizando a la vez los mismos tonos que los presentes en los dos uniformes del Real Madrid. Así que el conjunto blanco decidió aquel día ser rojo de la cabeza a los pies. Las cosas no le fueron excesivamente bien, puesto que cayeron por 1-0, aunque en la vuelta disputada en Chamartín lograron remontar la eliminatoria. Dos años después, el Madrid volvió a vestir de rojo. De nuevo fue en un desplazamiento europeo, esta vez en cuartos de final de la Copa de Europa. En Odessa se enfrentaban al Dínamo de Kiev, y en ese encuentro en el que Mariano García Remón se convirtió en el mítico 'Gato de Odessa' al mantener hasta el final el cero en la portería madridista, los diez jugadores de campo vistieron de rojo (salvo los calcetines, que esta vez fueron blancos). Tras las tablas de la ida, de nuevo el Madrid solventó la eliminatoria en su feudo, ganando por 2-0.

Esas camisetas rojas que utilizaron los jugadores de campo no eran más que jerseys de porteros reutilizados. En la imagen de la derecha se puede ver como García Remón vestía la que, por aquel entonces, era la habitual camiseta azul suplente y Zoco la roja que portaban los porteros. El cambio se produjo en ambos partidos por cuestiones prácticas, para no coincidir con los uniformes del rival. Dado los tiempos que corren no me extrañaría que un buen día, la marca que vista al Madrid decidiera sacar una línea de camisetas del equipo en rojo. Si la historia neutralizaría las reticencias de los más tradicionalistas, sólo quedaría vencer los recelos de los supersticiosos, pues el bagaje del Madrid en rojo es de una derrota y un empate. Aunque, mirándolo por otro lado, el club blanco ha pasado todas las eliminatorias en las que ha disputado un encuentro de rojo. Tiempo al tiempo.


En el siguiente video puede verse el gol con el que el Cardiff (de azul y blanco) venció al Real Madrid (de rojo) el 10 de marzo de 1971.

Un once de fútbol en el cine

Como colofón a esta serie sobre alineaciones, acabamos con un equipo de película. Se trata de un once confeccionado con actores que han interpretado a futbolistas en alguna cinta. Para equilibrar algo sus posibles enfrentamientos, el equipo jugará con tres porteros.


1- Silvester Stallone en Evasión o victoria. Impagable su actuación como portero. Con lo bajito que era no llegaba ni a tocar larguero, pero su agilidad era propia del mejor Benji Price (de la serie japonesa Oliver y Benji).


13- Carmelo Gómez en El Portero. A la antigua, con jersey de lana y gorrilla. Carmelo Gómez interpreta a un portero que se gana la vida yendo por los pueblos y retando a los lugareños a que le metan un penalti.


25- Fernando Tejero en El penalti más largo del mundo. Comedia (¿comedia?) rodada para aprovechar el éxito de Fernando Tejero como portero (de finca) en la serie Aquí no hay quien viva. De los tres guardametas de este equipo, él sería el más flojito.


2- Vinnie Jones en Jugar duro. Antes de ser actor en películas como X-Men, Garfield o Snatch, Vinnie Jones fue futbolista de primer nivel, jugando en equipos como el Chelsea, el Leeds o el Queens Parks Rangers. Se caracterizó por su dureza, lo cual le vino juy bien a la hora de interpretar en esta película a un ex-capitán de la selección inglesa que acaba en la cárcel. Pronto monta un equipo con lo mejor de cada celda.


3- Stephen Chow en Shaolin Soccer. Chow escribe, dirige y actua en esta cinta sobre un experto en artes marciales que decide utilizar sus técnicas de pelea en el fútbol. Que se sepa, la cinta no está inspirada en Javi Navarro ni en ningún otro central leñero.


4- Michael Caine en Evasión o victoria. Algo pasado de peso pero se lo podía permitir en un equipo en el que compartía alineación con Pelé, Osvaldo Ardiles o Bobby Moore entre otros.


5 y 6- Las gemelas Olsen en Switching Goals. Si un doble pivote debe estar bien compenetrado nada mejor que encomendarselo a un par de gemelos. Dado que los De Boer no han protagonizado ninguna película no hay más remedio que entregárselo a las, por aquel entonces, adorables hermanas Olsen.


7- Parminder Nagra en Quiero ser como Beckham. La banda derecha tiene que ser para esta mujer hindú que deseaba seguir los pasos de su ídolo, David Beckham. En esta película también sale Keira Knightley, pero no da pie con bola.


8- Guillermo Campra en Carlitos y el campo de los sueños. Juventud para el centro del campo. Lo mejor de esta película en la que Carlitos sueña con jugar en la selección española es el cameo de Raúl (que no parece que sea el que mejor mano tenga ahora para enchufar a alguien en La Roja).


9- Ernesto Alterio en Días de fútbol. Enorme actuación interpretativa (que no futbolística) de Ernesto Alterio. Aunque carece de habilidades técnicas, artimañas como pinchar al rival con alfileres o comprar al árbitro ponen algo de Bilardismo en el el equipo, lo cual no vendrá mal.


10- Kuno Becker en ¡Gol! Un auténtico galáctico. La película narra la historia de un inmigrante mexicano que llega a jugar en el Newcastle. En la segunda parte ficha por el Madrid galáctico. Florentino (que aparece en un cameo) dejó que se rodara en el mismo Bernabéu junto con Zidane, Figo, etc.


11- Lincoln en Soccer Dog. Nada mejor que un tipo rápido y habilidoso por banda que salga a morder al contrario. Lincoln, el perro futbolista, asegura sacrificio para el equipo.

El peor once del Atletico de Madrid

En los últimos 20 años, también han pasado grandes 'pufos' por el club colchonero. Los más sorprendente es que ninguno de los que están en esta alineación formaron parte del equipo que descendió a Segunda. Curioso.


1- 'Pichu' Cuellar. El Atleti tenía muchas esperanzas en este portero, pero encajar seis goles en el Calderón ante el Barcelona las tira todas por tierra. Ahora juega en el Sporting y, en su favor, hay que decir que no estuvo presente ni en el 1-6 que los asturianos recibieron del Barça en El Molinón ni en el 7-1 que encajaron en el Bernabéu esta temporada.


2- Lionen Pilipauskas. Aunque uruguayo, su apellido era más propio de un lituano. Y es que lo parecía. A lo mejor era un artista del baloncesto, pero con el balón en los pies...


3- Mariano Pernía. La crisis financiera mundial es una broma comparada con la carestía de laterales izquierdos decentes que vive el fútbol en la actualidad. Si Marcelo es el peor que ha tenido el Madrid en tiempo, en el Atleti es otro jugador actual. Pernía se hinchó a meter goles en el Getafe, pero se los gastó todos. Era lo único que se podía esperar de él, porque en defensa siempre fue discreto.


4- Fabiano Eller. Lento, torpe con el balón, desastroso tácticamente. Debe dar gracias por haber nacido en Brasil, porque de lo contrario no se explica su fichaje.


5- Andrei Frascarelli. Antes que Eller otros centrales cariocas demostraron en el Atleti que Brasil no se convirtió en la mejor selección del mundo gracias a su defensa. Son los casos de Iván Rocha o Andrei Frascarelli (posiblemente el peor de todos ellos). Tras su paso por Madrid se fue a Sevilla, en donde fue expulsado del Betis por sobrepeso.



6- 'Pato' Sosa. Un uruguayo fichado del Spartak de Moscú, con escasa pinta de futbolista. Su melena desteñida pronto se convirtió en un símbolo del 'anti-metrosexualismo'. Eso es lo único que aportó, eso y un un par de declaraciones polémicas en contra de las figuras del Madrid. En el vestuario blanco ni le conocían.


7- Avi Nimni. Llegó procedente de Israel, den donde ni siquiera era una figura. Pese a no jugar ni diez partidos, en lo poco que se le vio demostró cual era su valía.


8- Serge Alain Maguy. Tal vez el Atleti sospechaba que Costa de Marfil se iba a convertir en una potencia del fútbol africano. Lástima que se anticiparan demasiado y, en vez de esperar a Drogba, ficharan a Maguy. Fue Jesús Gil quien tras ver dos videos decidió traerle a Madrid. Cuando le preguntaron qué le habían dicho los técnicos del club responidió "Lo he visto yo y basta". Pues eso.


9- Gerhard Rodax. El Atlético creyó fichar con él al nuevo Hugo Sánchez. Se prometían maravillas de este delantero austriaco al que la presión le ahogó. No pudo demostrar ni la mitad de lo que decían de él.


10- Rade Bogdanovic. ¿Cómo es posible pagar 2.900 millones de pesetas por un jugador serbio desconocido que jugaba en la liga coreana? El máximo exponente de las irregularidades que cometía el club con los fichajes.


11- Richard Núñez. Jugador de banda uruguayo procedente del fútbol suizo. Es posible que no hiciera ni un sólo regate en todo el tiempo que estuvo vistiendo la elástica rojiblanca.

El peor once del Real Madrid

Publica el Diario Sport el que es, en opinión de sus lectores, el peor once del Barça en los últimos 20 años. Se me ocurre hacer lo mismo con el Real Madrid.



1- Albano Bizarri. Debía ser el sucesor de Bodo Illgner, pero sus pésimas actuaciones en los pocos partidos en los que defendió la portería blanca dejaron claro que había que seguir buscando recambio al alemán. Lo desesperado de la situación obligó a echar mano de un jovencísimo e inexperto adolescente (un tal Iker Casillas).


2- Claudemir Vitor. El Madrid quería fichar al mejor lateral derecho del mundo, que era brasileño y se llamaba Cafú. No pudo y se quedó con un tal Vitor que, como buen carrilero carioca, defendía más bien mal. El problema es que en ataque también era un desastre. Posiblemente Secretario le podría disputar el puesto.


3- Marcelo. El largo reinado de Roberto Carlos en el lateral izquierdo hace complicado encontrar candidatos. Antes que él Lasa cumplió con decencia sus funciones y Raúl Bravo nunca pudo considerarse una opción seria. Así que el puesto es para Marcelo, que en la actualidad demuestra no tener los mínimos conocimientos tácticos como para jugar en un equipo grande.


4- Predrag Spasic. Llegó al Madrid tras brillar con la selección Yugoslava que eliminó a España en el Mundial de Italia 90. Aunque su estrella se apagó pronto. Era especialista en goles en propia puerta. Sin duda, un ídolo del barcelonismo.


5- Jonathan Woodgate. También experto goleador en portería propia, será recordado en el Bernabéu por su mala suerte con las lesiones. Tras costar más de 20 millones de euros, apenás pudo jugar, y cuando lo hizo, la afición deseaba que le diera algún tirón.


6- Pablo García. Elevado a los altares como un 'anti-Beckham', el uruguayo debía contrarrestar los excesos de glamour divismo de los galácticos con toneladas de testosterona, malos modos y juego sucio. Lástima que para jugar en el Madrid haga falta un mínimo de calidad.


7- Perica Ongjenovic. Cuando todavía no existía la ley Bosman, se suponía que los extranjeros que ocupaban una de las tres plazas que podían usar los equipos, debían ser para gente desequilibrantes. Ongjenovic no lo hubiera sido ni jugando en Tercera. El ejemplo máximo del 'fichar por fichar' de Lorenzo Sanz.


8- Thomas Gravesen. Rompió la política de Florentino de no acudir al mercado invernal. Digan lo que digan, al principio se le vitoreaba por su entrega. Hasta que la gente se dio cuenta de que se trataba de un desequilibrado (y no sólo en su juego).


9- Federico Magallanes. De la excelente camada de futbolistas uruguayos que llegaron a ser subcampeones del mundo en categoría juvenil, en la que destacaba Recoba, Olivera o Zalayeta, el Madrid decidió fichar al peor. No demostró nada en los múltiples equipos en los que militó, pero ha conocido mucho mundo.


10- Manolo Canabal. Todos los equipos tienen un ídolo, y el del Mérida era Manolo Canabal. Sin entender por qué, el Madrid lo decidió fichar. Algo así como si ahora contrataran, por ejemplo, a Belenguer en el Getafe.


11- Elvir Baljic. Tras su etapa en Turquía, Toshack volvió como salvador del Madrid, aconsejando los fichajes de Geremi y Baljic. Este último fue, con 3.000 millones de pesetas, el traspaso más caro del club blanco hasta la fecha. Acabó cedido en el Rayo antes de regresar a Turquía.

El Puente Aéreo tampoco funciona con Pepe Sánchez

La terna de bases del Real Madrid representa a la perfección los tres estados del tiempo: Raúl López el presente, Sergio Llul el futuro y Pepe Sánchez el pasado. El comienzo de liga ACB del jugador argentino está siendo algo más que mediocre y da la razón a aquellos que opinan que con 31 años, Pepe Sánchez ya dio el mejor baloncesto que tenía en sus manos. El suyo fue un fichaje polémico desde el principio, sobre todo por tratarse de un descarte del Barcelona. Muchos aficionados madridistas temen que se repita con él los casos de Alain Digbeu, Derrick Alston o Michael Hawkins, que salieron de la entidad azulgrana para recalar en el club blanco con más pena que gloria. Sólo 'Sasa' Djordjevic fue capaz de completar con relativo éxito el Puente Aéreo Barcelona-Madrid.
Más allá del sentimiento de rechazo que pueda suponer para un sector de la hinchada merengue que su equipo se nutra de descartes del eterno rival, hay razones puramente baloncestisticas para evaluar su contratación. Su ineludible declive físico debe preocupar sólo relativamente, pues estamos ante un jugador que siempre ha jugado más con la cabeza que con los músculos. Si su rol es el de simple reserva, con pocos minutos de juego en los que dosificar bien sus esfuerzos, muy mal debe seguir haciéndolo para no mejorar el rendimiento que el turco Tunceri ofreció en las últimas temporadas. Está claro que el puesto de base titular es propiedad de Raúl López. Cuando éste necesite descanso Pepe Sánchez puede aportar continuidad en el juego, mientras que si el equipo necesite cambiar su estilo, Sergio Llul es capaz de aportar más fuerza y dinamismo. La duda radica en si para este papel de secundario Pepe Sánchez es el jugador más adecuado o, como pareceía en un principio, su contratación estaba destinada a un mayor protagonismo que, por ahora, está demostrando no merecer. El tiempo lo dirá.

La mala cabeza de Riquelme


Juan Román Riquelme es considerado por muchos como uno de los mejores jugadores del mundo. Sin embargo, pese a ser indiscutible desde hace años en la selección argentina, Riquelme no ha conseguido en todo este tiempo triunfar en ningún equipo. Salió de Boca Juniors con destino al Barcelona de Van Gaal. El técnico holandés nunca terminó de confiar en el mediapunta argentino. La llegada de Ronaldinho acabó por provocar su sorprendete cesión al Villarreal. En Castellón fue donde brilló el mejor Riquelme, formando una gran sociedad con Diego Forlán. Con el 'submarino amarillo' llegó a disputar una semifinal de Liga de Campeones ante el Arsenal. Ahí empezó el fin de Riquelme en el Villarreal, tras fallar un penalti decisivo en el encuentro de vuelta. El futbolista volvió a dar muestras de su 'especial' carácter enfrentándose a entrenador y compañeros. Tanto es así que desapareció de las convocatorias en la temporada siguiente. Fernando Roig, presidente del Villarreal, decidió muy acertadamente, como ha demostrado el tiempo, buscarle salida al argentino. Nadie lo quiso ni regalado, ni siquiera el Atlético de Madrid. Muchos culparon a Javier Aguirre por frustrar la llegada del futbolista a la entidad rojiblanca. El técnico mexicano no dudaba de su calidad, pero si de su comportamiento.
De nuevo el tiempo ha vuelta a dar la razón a quienes desconfiaron de Riquelme. Esta semana Julio César Cáceres, compañero de Riquelme en Boca Juniors (su actual club) ha realizado unas polémicas declaraciones acerca del 'diez' albiceleste. Cáceres confirma lo que siempre se sospechaba: que Riquelme es un tipo complicado en el vestuario, que sólo se esfuerza cuando le gusta el partido, que entrena mal, que no se habla con la mayoría de sus compañeros, etc. Por lo que se dice desde Argentina, la mayoría del vestuario de Boca tiene la misma opinión que la expresada por el central paraguayo. Así es Riquelme, tan privilegiado con los pies como inestable con la cabeza.

Bunbury - Hellville de Luxe

Enrique Bunbury debe estar pasando un momento personal muy dulce. Al menos eso se desprende de las sensaciones que deja su último trabajo de estudio, Hellville de Luxe. El título, tomado del nombre de la casa que el artista posee en el Puerto de Santa María, es significativo por sí solo. Bunbury parece haber sentado la cabeza, encontrando en Cádiz un remanso de paz donde desterrar aquel estrés que le hizo bajarse de un escenario en Zuera hace tres años, en el que resultó ser el último concierto con su anterior banda, El Huracán Ambulante. El último trabajo en solitario del aragonés parece fruto de ese nueva calma de la que disfruta. Bunbury confiesa haber compuesto el disco "buscando la rutina, como si tuviera una vida normal, un trabajo continuado". Al final, el resultado son buenas canciones, pero por debajo de la brillantez de anteriores composiciones. Se vuelve a cumplir un principio del arte que pocas veces falla y que dice que la inspiración brota mejor de episodios turbulentos que de capítulos plácidos. Al menos es lo que hacen pensar unas letras, en su mayoría, bastante positivas y optimistas. Pero en Hellville de Luxe se ha perdido cierta capacidad de emocionar, de desgarrar el alma con los sonidos y las letras, tan presentes en Pequeño (1999) o El viaje a ninguna parte (2004). En su favor hay que decir que es un disco que ganará enteros en directo pues es más 'guitarrero'. Se acabaron aquellos aires de cabaré, produciéndose una vuelta a un sonido que recuerda bastante a Héroes del Silencio, sobre todo, en las primeras canciones del disco. 'El hombre delgado que no flaqueará jamás', 'Bujías para el dolor' o 'Hay muy poca gente' dan muestra de ello.
Como decía, tal vez la felicidad haya mitigado la creatividad de Bunbury, lo cual explicaría las polémicas sobre posibles excesos a la hora de utilizar frases de otros artistas. Pero hay que tener en cuenta que el disco de un Bunbury 'tuerto' es mucho más interesante que lo que puedan hacer la mayoría de artistas que pueblan un panorama musical que anda algo ciego en el Reino de España. Además la experiencia nos dice que hay que confiar en que el carismático cantante regrese en próximos trabajos a las cotas de excelencia a las que nos tiene acostumbrados en su ya larga carrera pues, como dice en una de sus canciones 'Todos lo haremos mejor en el futuro'.

El doble de Schuster

Si algún día Hollywood decide realizar un biopic sobre el entrenador alemán del Real Madrid, espero que no haya duda a la hora de elegir al actor. Y es que Jeff Daniels es clavadito (menos en la sonrisa, claro).